Por Gonzalo Cornago
En la casa de los Coronel no había mucho fútbol, hasta que llegó Virginia para cambiarlo todo. Marcelo y Edgardo, sus hermanos varones, le enseñaron a patear, pero nunca jugaron en ningún equipo. Tampoco su hermana Andrea.
Virginia Coronel, que tiene 29 años y es la más chica de la familia, perdió a su papá Antonio cuando tenía tan solo un año. A partir de ese momento, su mamá Pascuala Ghiglione, más conocida como la “Gucha”, se convirtió en su guía y quien la acompañó siempre a todos lados.
El esfuerzo y la dedicación de Virginia hizo que llegara casi en silencio a Rosario Central y de a poco se fuera afianzando en el once titular, para terminar siendo una de las figuras del equipo rosarino. Tan bueno fue su rendimiento que la institución canalla anunció en su página web la firma del contrato con la jugadora nacida en Hernández.
En comunicación con Entredeportes, “Pepe”, como la conocen todos a Coronel en su pueblo, comentó: “La verdad fue muy emocionante firmar el contrato y convertirme en jugadora profesional. Continuar un año más en Central me da la tranquilidad de saber que hice las cosas bien, y ahora tengo una temporada por delante para defender estos colores y seguir mejorando en mí puesto de defensora central”.
En Hernández, el pueblo de 3000 habitantes donde nació y se crió, no existía el fútbol femenino, pero nada ni nadie iba a detener a Virginia. Fueron tan grandes sus ganas que, al firmar su contrato como jugadora de Rosario Central, se transformó en el primer deportista profesional en la historia de la ciudad.
“Aprendí a caminar y lo hice detrás de una pelota de fútbol. Desde que tengo conciencia juego al fútbol. Fue lo primero que me enseñaron a hacer mis hermanos. Lo practicaba en el barrio con los amigos, lo hacía en el colegio y lo hice también en el club. A los 8 años me sumé a la escuelita Municipal de fútbol. Era la única mujer de la categoría 92, entre todos los varones, pero no me importaba. Me encantaba jugar y lo hice con el equipo en la Liga de Fútbol de Nogoyá hasta los 14 años que era la edad hasta la que permitían jugar a una mujer”, exclamó la futbolista.
Cuando cumplió los 14 años, se le empezaron a complicar las cosas con el fútbol a la “Pepe”. Hasta esa edad, le permitían jugar en la Liga con varones, pero a partir de entonces no tenía forma de integrar ningún equipo. No le quedó otra opción y tuvo que iniciar el futbol femenino en el pueblo. Al principio no fue nada fácil, pero rendirse no estaba dentro de sus opciones. Su pasión por el fútbol era tan fuerte que fue buscando chicas para poder seguir jugando. Jugaban partidos de futbol siete, futbol nueve o algún campeonato libre en las que le permitían participar.
¿Qué balance hiciste de tu primer temporada como jugadora de Rosario Central?
Mi primer año en Central fue positivo. Si bien al principio me costó adaptarme a los entrenamientos y a un equipo que estaba formado, con el correr de los días fui tomando más confianza y entrenando cada vez mejor. La primera mitad fue muy buena para el grupo, para el equipo y los resultados acompañaron e hicimos una buena campaña. En la segunda parte del año, nos costó un poco más como equipo, pero en lo individual fueron mis mejores partidos. Fui de menos a más y terminé el año en un gran nivel, por eso considero que el balance del año es positivo
¿Qué objetivos te planteas para esta temporada?
El principal objetivo y más cercano que tenemos como grupo es la Copa Federal, que comienza el 3 de febrero, apuntamos a esa copa. También queremos hacer una buena campaña en el torneo y en lo posible ser protagonista.
En lo personal, seguir creciendo, ser la mejor en mi puesto y el sueño de estar convocada a la selección sigue intacto, así que puedo decir que ese es mi principal objetivo.
Hay un nuevo cuerpo técnico en el seleccionado nacional. ¿Eso renueva tu ilusión?
El cuerpo técnico nos visitó en varios entrenamientos, hablo con nosotras, sabemos que nos están observando es por eso que la ilusión siempre está. Algún día se dará.
Así como en algún momento tuvo que recorrer su pueblo para reclutar jugadoras y seguir jugando al fútbol, hasta convertirse en la primer deportista profesional de su ciudad, no sería extraño verla, dentro de poco, vestida de celeste y blanco. A la “Pepe”, nada la detiene.